Analía Gómez no tardó en especializarse como matrona al poco de empezar a ejercer como enfermera, y además de su labor en atención primaria, desde 2011 trabaja en temas relacionados con la violencia de género. En ‘Sanará Mañana’ nos ha llamado la atención su tesis doctoral, ‘Detección y abordaje de la violencia de género durante el embarazo por parte de las matronas en atención primaria: un abordaje desde la Investigación Acción Participativa’, con la que ha sido finalista al premio del Ministerio de Igualdad a tesis sobre violencia de género.
Nuestra invitada al programa nos ha contado todos los detalles sobre esta investigación, desde cómo y por qué empezó a interesarse por esta temática, hasta cómo fue desarrollando los pasos a seguir para su análisis de acción participativa.
“El inicio fue plantearnos que, si la prevalencia de violencia de género era tan alta, como indicaba la literatura, ¿Cómo podía ser que tuviéramos tan pocos casos detectados en la consulta? Tras las entrevistas realizadas establecimos dos estrategias en concreto, basadas en las propuestas de las 13 matronas y los 16 profesores de universidad que participaron”.
Con estas entrevistas averiguó qué formación al respecto de la violencia de género reciben las matronas hoy en día en la universidad, y, sobre todo, recopiló datos de la propia percepción de preparación que ellas mismas sienten que tienen. Qué les faltaba, o qué les fallaba.
En general, Analía nos ha contado que entre los sanitarios hay miedo a preguntar sobre violencia de género, que piensan que la mujer lo va a sentir como una intromisión a su intimidad, más estando embarazada, y que no van a querer contar nada, y han visto, en su investigación, que es todo lo contrario. Una mujer en situación de violencia de género va a querer contarlo.
Además, a pesar de la formación universitaria al respecto, que sí que existe, el mayor problema al que se enfrentan las matronas es que no saben con qué recursos cuentan tanto para detectar esos posibles casos de violencia de género entre las embarazadas, como a la hora de abordarlos, derivarlas y ofrecerles herramientas para salir de esa situación.
Hemos hablado de los indicadores de riesgo a los que una matrona ha de estar atenta, tanto en el embarazo (como que se salten citas programadas, o que consulten mucho sobre su preocupación de que el bebé no se mueve) como en el postparto (tienen prisa por iniciar la anticoncepción). Hemos hablado de las distintas escalas y cuestionarios de valoración que pueden emplear para realizar el abordaje primero de esa detección de caso de violencia, como después para ayudar a esa mujer y a su hijo. Hemos hablado de las consecuencias para los bebés que puede tener el sometimiento de la mamá a violencia de género, ya sea sicológica, sexual, o física. Hemos hablado de lo que le ha aportado la participación en esta investigación a las 13 matronas, que ahora están más atentas a los posibles indicadores y que incluso abordan la temática aunque no vean riesgo.
Y por supuesto, hemos hablado del importante seguimiento que realiza prolongado en el tiempo la matrona, aunque esa mamá haya sido derivada a la trabajadora social o sicóloga correspondiente, según cada caso individualizado.
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Salud mental y prevención de adicciones, en ‘Sanará Mañana’